Introducción
¡Usted nunca caminará en
victoria hasta que sepa que su enemigo está derrotado!
Como cristianos, no nos
movemos de derrota en victoria.
No nos movemos de duda en
fe.
Las Escrituras nos dicen,
sin embargo, que hay un camino de fe que conduce a una fe mayor que es: “De
fe a fe” (Ro
1:17).
De manera similar, nuestro punto de inicio hacia la victoria no es la
derrota, sino la victoria: la
victoria de Cristo. “Pero sean dadas
gracias a Dios, que nos da la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co 15:57).
En otras palabras, tenemos
que empezar en victoria si es que vamos a obtener la victoria.
La duda, la derrota y la desesperación no es material con el que podemos
edificar una vida firme y victoriosa.
No seremos ganadores
mientras nos veamos como desamparados, víctimas desesperanzadas del diablo.
Satanás no tiene poder ni autoridad para derrotar a los hijos y las hijas de la familia
real de Dios.
Sin embargo, tiene la capacidad para engañar a los
hijos de Dios si no comprenden quiénes
son en Cristo Jesús.
Dios eligió ocuparse de nuestra necesidad de poder sobre las fuerzas
demoníacas, por vía de la revelación.
En una revelación Dios nos
muestra o “revela” una verdad de la Escritura que no hemos visto o conocido
antes.
Tal verdad, siempre se
centraliza en Jesús y tiene el poder de liberarnos de nuestros temores.
(Jn 8:32, 36) “Conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres… Si el Hijo verdaderamente os libera, seréis realmente
libres”.
A. LIBERTAD DEL TEMOR A LO DEMONIACO
(He 2:14, 15, simplificado). “Los
hijos de una familia comparten la misma naturaleza física. Por lo tanto, Jesús
– como nuestro hermano redentor – tomó sobre sí mismo nuestra naturaleza
humana. Hizo esto para morir. Al morir, obtuvo acceso al reino de la muerte
para destruir al que tenía el poder sobre la muerte, es decir al diablo.
Jesús hizo esto para liberarnos del temor a la muerte por la eternidad. Éramos
esclavos de ese miedo; ahora somos libres”
1. El Diablo Está Destruido
Jesús murió para que el
diablo pudiera ser destruido.
Es una verdad absoluta y
total.
Descansa en la plena
autoridad de la Escritura. ¡El diablo ESTÁ destruido!
a. “Destruir.” Ahora bien, eso no significa que el diablo ya no exista.
Todavía nos rodea. La palabra griega para “destruir”
es katargueo. Significa:
1)
dejar sin poder
2)
llevar a la nada
3)
reducir a cero
4)
dejar sin efecto
5)
paralizar
A través de Su muerte, Jesús
no solo pagó la pena por nuestros pecados. Dejó sin poder al diablo, lo redujo
a cero y lo paralizó.
(He 9:27; 10:27). Por lo tanto, ya no necesitamos temer al diablo ni al
juicio que sigue a la muerte
2. La Muerte Perdió Su
Aguijón
A través de Su muerte, Jesús
nos mostró también que no debemos temer
a los efectos físicos de la muerte.
Ésta, no puede destruir el alma o el espíritu del hombre.
Aun tendremos un cuerpo
glorificado como el del mismo Señor cuando Él vuelva en el poder de la
resurrección.
(1 Co 15:55,57) “Oh, muerte, ¡dónde está tu
victoria? Oh, muerte, ¿dónde está tu aguijón?… Pero gracias sean dadas a Dios
que nos da la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo”.
3. Cristo Reina
Sí, la muerte y la
resurrección de Jesús nos han liberado del temor al diablo y a la muerte.
El diablo fue derrotado en
la misma base de su autoridad terrenal.
Su derecho a gobernar sobre
la creación fue arrebatado por el Cristo crucificado.
El cetro o símbolo real de
autoridad, le fue arrancado de la mano.
Y después de vencer al
diablo, El Señor Jesús tomó Su lugar justo en el trono.
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