Prisiones de la vida
egocéntrica:
Callejones sin salida,
Rutinas,
Hábitos arraigados,
Ideas fijas,
Vicios, complejos,
Conflictos y tormentos
El hombre no puede o no sabe
cómo liberarse.
El creyente lucha contra un sistema
mundial impío y contra Satanás, éstos no son sus mayores enemigos.
Batalla y problema reside en
nosotros mismos, en el centro de nuestro ser.
Desde el interior abrimos o
cerramos la puerta a Dios, o a Satanás y el mundo.
Jesús el tema que más enfatizó
fue el del corazón.
¿Por qué? Porque el corazón
es el punto crucial de todo asunto (Pr. 4:23).
Un corazón nuevo es la mayor
necesidad del ser humano.
Ningún método de la ciencia y
del análisis humano, puede soltar al hombre de sus ataduras reales; y eso es
porque ignora la fuente del problema humano.
Problema es un EGO innato y
voraz.
El egocentrismo, está en el
fondo de las muchas prisiones que el hombre crea para sí.
Satanás no es nuestro mayor
enemigo.
Adversarios que el hombre enfrenta
son los aspectos de nuestra vida egocéntrica, no redimidos, no sometidos y
ocultos.
La Iglesia, y no el mundo, es
la que debe tener las respuestas a los males de la humanidad.
Los problemas reales del
hombre son espirituales.
VICTORIA SOBRE LA VIDA EGOCÉNTRICA
Desde Adán, el hombre se ha
hundido en abismos mentales, emocionales y espirituales, y desconoce la forma
de librarse de ellos.
Mayor problema reside en
nuestro ser, en el corazón (Mr. 7:20-23; Mt.15:19-20).
Dios no ha dejado al hombre
sin esperanza, ha provisto la forma de tener corazón y espíritu nuevos a través
de un nuevo pacto.
Jesús enseñó y enfatizó el tema del corazón más que cualquier otro, el
corazón es el punto de partida de todo asunto (Pr. 4:23).
La necesidad de un nuevo
corazón es, y siempre ha sido, la mayor
necesidad del ser humano (Mr. 3:5; 6:52; 8:17; 10:5; 16:14).
¡SATANÁS NO ES NUESTRO MAYOR PROBLEMA!
¡Las áreas no redimidas, no sometidas y no
iluminadas de la vida egocéntrica, son los mayores obstáculos que el hombre
enfrenta!
• Tenemos una naturaleza pecadora.
Después que Satanás y todos
sus espíritus sean encerrados y eliminados, el hombre seguirá teniendo una
naturaleza egoísta, obstinada y rebelde con la cual batallar.
Satanás será atado por mil
años como lo muestra Apocalipsis 20, pero todavía la naturaleza humana se
resistirá y rebelará contra Dios.
Es por eso que no podemos
culpar a Satanás de todo.
Hay una naturaleza resistente
y voluntariosa que reside en lo profundo del hombre.
Satanás entra en donde
encuentra una debilidad, o en donde hay una puerta abierta que lo acoge.
Por lo tanto, el mayor
problema no es Satanás sino nuestro corazón.
Las áreas no redimidas, no
rendidas y oscuras de la vida egocéntrica, invitan a Satanás a entrar.
• Un corazón puro es la clave
para mantener fuera a Satanás. Jesús dijo: “...viene el príncipe
de este mundo; y él nada tiene en mí” (Jn.14:30).
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