La Llave
De La Autoridad De Cristo
El Señor
Jesucristo tiene autoridad absoluta. Esta presentación de la autoridad de
Cristo, ha hecho que el poder de Satanás y sus demonios sea expuesto. Pero
también nos ha provisto de un arma poderosa con la cual superar al enemigo y
librar a los que están atados.
Consideremos
algunos aspectos e implicaciones de la primera llave esencial hacia un
ministerio efectivo y hacia una iglesia próspera: la autoridad de Cristo.
A. LA
AUTORIDAD DE CRISTO
1. Fue Dada Por El Padre
El término griego exousia, significa una autoridad delegada, y esa es la palabra que fue usada por Jesús en Mateo 28:18: "Toda potestad [exousia] me es dada en el cielo y en la tierra".
1. Fue Dada Por El Padre
El término griego exousia, significa una autoridad delegada, y esa es la palabra que fue usada por Jesús en Mateo 28:18: "Toda potestad [exousia] me es dada en el cielo y en la tierra".
Vemos esa
autoridad ejercida por Jesús en Su ministerio terrenal. "Y la gente, al
verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los
hombres" (Mt 9:8). Fue la autoridad con la cual Jesús habló y ministró, lo
que asombró a las personas.
A pesar
de ello, Jesús dijo que recibió del Padre tanto Sus palabras como Sus obras
(Jn 14:10,11).
2.
Circunda El Cielo Y La Tierra
Cuando Jesús murió sobre la cruz, fue sepultado en la tumba y resucitó al tercer día para luego ascender al cielo y sentarse a la diestra del Padre, Él recibió "Toda potestad... en el cielo y en la tierra".
Cuando Jesús murió sobre la cruz, fue sepultado en la tumba y resucitó al tercer día para luego ascender al cielo y sentarse a la diestra del Padre, Él recibió "Toda potestad... en el cielo y en la tierra".
Pablo
declara en Filipenses 2:10,11 que toda rodilla en el Cielo, en la tierra y
debajo de la tierra, tiene que doblarse ante el nombre de Jesús. Toda lengua
confesará que Él es Señor.
Él, ha
sido eternamente el Hijo por naturaleza. Pero también ha sido adjudicada sobre
el Hijo la autoridad de la Trinidad. "Por cuanto agradó al Padre que en él
habitase toda plenitud" (Col 1:19).
"Porque
en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col 2:9).
a.
Autoridad Sobre Los Ángeles. En Hebreos 1, Cristo es exaltado sobre los ángeles
debido a ambas virtudes: la de Su naturaleza divina y la de Su glorioso oficio.
Por eso la Biblia declara: "Y adórenle todos los ángeles de Dios".
A ninguno
de los ángeles Dios le ha dicho en ningún momento: "Siéntate a mi diestra
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies". No obstante,
Cristo reinará hasta que el último enemigo sea destruido y todas las cosas sean
sometidas debajo de Él. Los ángeles obedecen Sus órdenes.
b.
Autoridad Sobre Principados Y Poderes. Leemos en Hebreos 4:14 que Jesús "...traspasó
los cielos". Una traducción más literal dice que en Su ascensión Él pasó
"a través de todos los cielos".
¿Cuántos
cielos hay sobre nosotros? Algunos dicen que hay tres; otros dicen que hay
siete. No obstante, a pesar de todos los cielos que haya, Cristo los traspasó a
todos a fin de sentarse en el trono más alto de autoridad en todo el universo.
Esa es la
razón por la cual Pablo pudo decir que Dios levantó a Cristo de los muertos
"…sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no
sólo en este siglo [época], sino también en el venidero; y sometió todas las
cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la
cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo" (Ef
1:20-23).
Aunque
Satanás es el "dios de este siglo" y el "príncipe de la potestad
del aire", está ubicado bajo los pies de Jesús y tiene que someterse a la
autoridad del Cristo exaltado. ¿No hizo Cristo una exhibición de victoria
pública sobre los principados y potestades de las tinieblas, triunfando sobre
ellos en su muerte expiatoria (Col 2:15)? ¿Acaso no derrotó a Satán y a sus
ejércitos al derramar Su sangre y al resucitar del dominio de la muerte con las
llaves de autoridad en Su mano?
Ese mismo
Cristo está hoy sentado sobre el trono universal con toda potestad a Su
disposición.
c.
Autoridad Sobre La Iglesia. En Colosenses 1, Pablo establece la preeminencia de Cristo sobre toda
la creación. Esto incluye lo visto y no visto en el cielo y en la tierra. Él
tiene autoridad sobre tronos, dominios, principados y poderes. Luego, Pablo
declara con gran certeza: "El es cabeza del cuerpo, la iglesia".
Un cuadro
similar nos es presentado en la Escritura citada con anterioridad (Efesios 1),
pero con una diferencia muy significativa.
En
Efesios se nos dice que Cristo fue hecho "la cabeza sobre todas las
cosas para la iglesia, que es su cuerpo". Así que, podemos ver que
Cristo no sólo es la "cabeza autorizada de la iglesia", sino
que también es cabeza sobre todas las cosas para beneficio de la iglesia.
La
Iglesia, no sólo está obligada a someterse a la autoridad de Cristo, sino que
también tiene el privilegio de compartir los resultados del dominio de Cristo
sobre todas las cosas en el Cielo y en la tierra. ¿No deberá la Iglesia
reflejar esa suprema autoridad de Cristo sobre la tierra?
¡Qué
tragedia presenciar una Iglesia derrotada, inefectiva y sin poder ante los
asaltos de Satanás!
La
verdadera Iglesia es realmente el Cuerpo visible del Cristo entronado quien
retiene la autoridad y dominio universal.
¿Acaso no
debemos aceptar el reto de ser embajadores fieles, y verdaderos representantes
del Rey de reyes?
d.
Autoridad Para Salvar Y Para Juzgar. Jesús declaró que el Hijo del Hombre tenía
autoridad sobre la tierra para perdonar pecados. Pedro proclamó: "Y en
ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos" (Hch 4:12). Sin embargo, ese mismo
Cristo tiene autoridad también para juzgar a todos los hombres.
Los
creyentes estarán un día ante Él en el Tribunal de Cristo. Los incrédulos le
verán cuando Él tome asiento en el Gran trono blanco durante el juicio final.
"Porque
el Padre a nadie juzga, sino que todo juicio dio al Hijo, para que todos
honren al Hijo como honran al Padre" (Jn 5:22, 23).
Nuevamente en el versículo 27, el Padre "…le dio autoridad [al Hijo] de hacer juicio". Escuche a Pablo predicar en Atenas: "Por cuanto [Dios] ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó [a Jesús], dando fe a todos con haberle levantado de los muertos" (Hch 17:31).
Nuevamente en el versículo 27, el Padre "…le dio autoridad [al Hijo] de hacer juicio". Escuche a Pablo predicar en Atenas: "Por cuanto [Dios] ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó [a Jesús], dando fe a todos con haberle levantado de los muertos" (Hch 17:31).
B.
TENEMOS QUE CREER EN LA AUTORIDAD DE CRISTO
Los puntos delineados en los párrafos anteriores, son solamente vislumbres, unas cuantas facetas de este brillante diamante de la verdad. Como doctrina, todos los cristianos aceptan la autoridad de Cristo. Intelectualmente, todos los creyentes dan su aprobación a ello. Sin embargo, la clave no está en nuestro conocimiento de la autoridad de Cristo, sino en la revelación, en la convicción interna y en el ardor apasionado de la fe de ella.
Los puntos delineados en los párrafos anteriores, son solamente vislumbres, unas cuantas facetas de este brillante diamante de la verdad. Como doctrina, todos los cristianos aceptan la autoridad de Cristo. Intelectualmente, todos los creyentes dan su aprobación a ello. Sin embargo, la clave no está en nuestro conocimiento de la autoridad de Cristo, sino en la revelación, en la convicción interna y en el ardor apasionado de la fe de ella.
Ésta,
deberá iluminar nuestros corazones y espíritus, al igual que nuestras mentes.
Deberá abrazarnos con una dedicación celosa hacia su verdad y una aplicación de
corazón en nuestras vidas y servicio al Señor.
1. Ésta
Puede Traer Victoria
Nuestra Fe en la autoridad de Cristo, debe ser un incentivo hacia una vida victoriosa. Deberá inspirarnos hacia el servicio victorioso. Deberá hacer que todas las promesas de Dios sean efectivas en nuestras vidas. Deberá retar a la Iglesia hacia un avivamiento victorioso.
Nuestra Fe en la autoridad de Cristo, debe ser un incentivo hacia una vida victoriosa. Deberá inspirarnos hacia el servicio victorioso. Deberá hacer que todas las promesas de Dios sean efectivas en nuestras vidas. Deberá retar a la Iglesia hacia un avivamiento victorioso.
No es de
asombrarse del porqué el Apóstol Juan "cayó como muerto a sus pies"
en la isla de Patmos. Él vio al Señor resucitado y escuchó Sus palabras
triunfantes:
"No
temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he
aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la
muerte y del Hades" (Ap 1:17, 18).
Ojalá que
la autoridad de Cristo venga a ser la llave, en manos de su pueblo, que haga
huir al enemigo y que desate el glorioso poder de Dios. (Continuará)
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