La Llave
De La Autoridad Del Creyente
A.
NUESTRA POSICIÓN Y CONDICIÓN EN CRISTO
La epístola de Pablo a los Efesios cae naturalmente dentro de dos secciones:
los primeros tres capítulos son una presentación positiva de la posición del
creyente en Cristo. Esta sección concluye con esta promesa de bendición
inspiradora...
"Y a
Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de
los siglos. Amén" (Ef 3:20, 21).
Los
segundos tres capítulos, tratan con las consideraciones prácticas en la vida
del creyente.
Diríamos
que la primera sección establece nuestra posición legal ante Dios; la segunda,
el estado actual (condición) de nuestra vida cristiana.
La primera, trata con nuestra riqueza; la segunda, con nuestra
vocación o caminar. La primera, nos muestra nuestros derechos; la
segunda, nuestras responsabilidades. La primera, es doctrinal; la
segunda, práctica.
1. Existe
Un Orden Divino
Es importante que observemos el orden divino: primero, nuestra
posición; después, nuestro estado o condición.
Hay
demasiados cristianos que están tratando de perfeccionar su estado a fin de
ganar la posición correcta delante de Dios.
Esto, es
contrario al método de Dios.
Primero,
Él nos da la posición correcta y nos pide que la creamos; luego, nos da poder
para vivir en conformidad a la misma. Nuestra posición, nuestra
riqueza, nuestros derechos y privilegios en Cristo son adquiridos
únicamente por la gracia de Dios. Ellos, representan el favor de Dios sobre
todos los creyentes.
2.
Tenemos Que Aceptar Nuestra Posición
Si queremos cuidar de nuestra condición, nuestra vocación y
nuestras responsabilidades en nuestra vida diaria, primero que nada
tenemos que aceptar lo que hemos llegado a ser cuando fuimos ubicados en
Jesucristo.
Es vital
que creamos de corazón esta revelación divina como ha sido expuesta en los primeros
tres capítulos de Efesios. Esto, nos dará el poder para "que andéis
como es digno de la vocación con que fuisteis llamados" (Ef 4:1), como se
nos requiere en los segundos tres capítulos.
Amigos,
esta es la manera en que Dios siempre nos anima y ayuda. Primero, Él nos
muestra lo que somos en Cristo. Él nos confiere las declaraciones certeras de
Su gracia (poder capacitador). Luego, nos dice: "si solamente
crees, entonces, lo que he declarado podrá llegar a ser una realidad práctica
en tu vida". Así es que la fe obra. Creemos antes de ver.
La santificación
o santidad de vida por cualquier otro medio, viene a ser una ley natural de las
obras. Aun las buenas obras de la carne, son carnales. Las únicas obras
que son agradables a Dios, son las que emergen como un fruto de Su gracia
(capacitación divina) operando a través de nuestra fe en Su Palabra.
Veamos
cómo esta verdad resplandece a través de Efesios.
B. LA
BUENA PALABRA DE DIOS
En Efesios 1:3 tenemos un versículo que es el favorito de muchas personas:
"Bendito
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo".
Hay una
profunda verdad oculta en este versículo. Las palabras "bendito" y
"bendijo", vienen de la misma palabra griega de la que obtenemos
nuestra palabra "elogio".
Esa misma
palabra griega aparece en Romanos 15:29, donde Pablo dice:
"…llegará
con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo", o literalmente,
"la plenitud de la buena articulación del evangelio de
Cristo".
En Romanos
16:18 se usa la misma palabra, pero esta vez en insinceridad.
Pablo
habla de aquellos que "...con suaves palabras y lisonjas engañan
los corazones de los ingenuos".
No
obstante, las suaves palabras de Dios concernientes a nosotros, son genuinas y
sinceras. Lea Efesios 1:3 ahora con una mejor traducción de su significado...
"Bendecido
sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien ha hablado bien o
con suaves palabras concerniente a nosotros con toda buena articulación en los
lugares celestiales en Cristo Jesús".
Sí
amigos, ¡esta es una verdad asombrosa! Dios nos elogia (articula o habla buenas
palabras de nosotros) a medida que nos contempla en Cristo. Él habla grandes
cosas de nosotros. Se expresa muy bien de nosotros.
1. Dios
Habla Bien De Nosotros
Dios no habla bien de nosotros cuando estamos en nuestro estado no regenerado o
adámico. Sin embargo, siendo que hemos aceptado a Cristo, Él nos ve en Su Hijo
y nos tiene en muy alta estima.
a. La
Naturaleza Adámica Tiene Que Morir. Él declara que nuestra naturaleza adámica tiene
que morir con la vieja criatura cuando es crucificada con Cristo (Ro 6:6-11).
b. Somos
Nuevas Criaturas En Cristo. Declara que somos nuevas criaturas en Cristo, que las cosas viejas pasaron
y que todas son hechas nuevas (2 Co 5:17).
c.
Resucitamos Con Cristo. Él declara que nosotros resucitamos con Cristo y reinamos con Él en los
lugares celestiales (Ef 2:6).
d.
Perfectos En Cristo. Todo lo
que Cristo hizo no fue para Sí Mismo, sino por nosotros. Dios nos ve perfectos
(completos, cabales, sin mancha) en Cristo.
2. Dios
Nos Anima Y Ayuda
El Método de Dios para animarnos y ayudarnos, siempre ha sido el mismo. Él
nos da Su Palabra y nos llama para que la creamos y la pongamos en práctica.
a. No Se
Deje Engañar Por El Diablo. El diablo tomó este método prestado. Lo vemos usando esta técnica en
Génesis 3. Cuando le dijo la mentira a Eva, la incitó para que la creyera
y actuara de acuerdo a ella.
Si Eva
hubiera creído la Palabra de Dios y actuado de acuerdo a ella, no habría
caído en el pecado ni arrastrado a toda la raza humana hacia la ruina con ella.
b. Siga
El Camino De Dios. Dios
todavía se acerca al hombre de esta manera:
1) Él nos
da Su buena Palabra, y
2) Nos
pide que la creamos con todo el corazón, y
3)
Actuemos en conformidad a la misma.
c. La
Palabra De Dios Tiene Poder. De hecho, si creemos la Palabra de Dios
sinceramente, Él nos otorgará poder para actuar de acuerdo a ella. En Su
Palabra hay vida y tiene poder para materializar las cosas (para que vengan a
ser lo que uno ha dicho que sean).
Una
semilla que es plantada en la tierra, retoñará con la vida y forma que Dios
diseñó. La semilla de la Palabra de Dios recibida en nuestros corazones,
también producirá vida y forma en nosotros.
Es por
eso que Dios nos elogia a medida que nos ve en Cristo. Él sabe que si
recibimos y creemos Su Palabra, ésta se materializará (será vista en formas
visibles) en nuestras vidas. Esta es la fórmula divina para la victoria
cristiana.
C. NUESTRA
UNIÓN CON CRISTO
Apartados de Cristo estamos muertos en nuestros delitos y pecados. Sin embargo,
Dios nos llama a que nos veamos a nosotros mismos como si estuviéramos en Su
Hijo.
Luego,
nos pide que creamos que estamos crucificados con Él, sepultados con Él y
resucitados con Él. Esta unión del creyente con Cristo, es vista en dos
aspectos: nuestra posición legal (como un pariente Suyo), y nuestra morada
vital.
1.
Nuestra Posición Legal
Esta es nuestra posición legal delante de Dios. En el momento en que aceptamos
a Cristo como nuestro Salvador y Señor, somos justificados. Se nos otorga una posición
judicial, una posición legal delante de un Dios santo.
En
Efesios 1:15-23, Pablo ora para que nosotros seamos iluminados espiritualmente
en cuanto a nuestra posición legal en Jesús:
"Oro
para que vosotros comencéis a entender cuán increíblemente grande es su poder
para ayudar a los que creen en él.
Sucede
que ese mismo poder majestuoso que levantó a Cristo de los muertos, le sentó en
el lugar de honor a la diestra de Dios en el cielo, por sobre todo rey, o
gobernador o dictador o líder.
Sí, su
honor es mucho más glorioso que el de cualquier otro, ya sea en este mundo o en
el mundo por venir (traducción literal)".
Luego en el
Capítulo 2, Pablo declara que Dios "nos da vida" [nos levantó de los
muertos] "juntamente con Cristo, y nos llevó al cielo para sentarnos en
lugares celestiales con Cristo Jesús" (vs 4-6, traducción literal).
En la
mente y propósito de Dios, cuando Cristo murió, nosotros también morimos en
Él; cuando Él resucitó, nosotros también resucitamos con Él; y
cuando Él ascendió a la diestra del Padre, nosotros también ascendimos y nos
sentamos con Él en el trono a la diestra de Dios el Padre.
Estas son
algunas de las "articulaciones buenas" pronunciadas por Dios a
nuestro favor. Ellas representan una declaración divina de nuestra unión y
privilegio legal por el hecho de estar con Jesucristo.
Pablo nos
exhorta al decir: "…consideraos [dar por sentado] muertos al pecado,
pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Ro 6:11).
La mente
natural se rebela contra una revelación sobrenatural como esa. Es únicamente a
medida que participamos de la mente de Cristo que podemos captar estas
verdades.
Luego,
éstas vienen a ser el camino hacia el poder y la victoria personal sobre los
problemas, el pecado, la enfermedad y los demonios.
2.
Nuestra Morada Vital
Dios nos ha otorgado una posición legal en Cristo (la cual, tenemos que aceptar
por fe). Él también ha producido una experiencia vital en nosotros por
Su Espíritu.
Al
escribir a los Gálatas, Pablo dice: "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!"
(Ga 4:6).
Nuestra
naturaleza adámica está muerta a Dios. Pero desde nuestro nuevo nacimiento
habita en nosotros el Espíritu divino del Hijo. Pablo dice: "Pero el que
se une al Señor, un espíritu es con él" (1 Co 6:17).
Él vuelve
a testificar en Gálatas 2:20: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne,
lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí".
Pablo ni
vivió su vida diaria, ni condujo su tremendo ministerio dependiendo de su poder
o sabiduría personal. Él operó por el concepto, divinamente inspirado, de que
Cristo vivió dentro de él por Su Espíritu.
El
Apóstol Juan también comprendió esta verdad: "…porque mayor es el que está
en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Jn 4:4).
El mismo
apóstol escribió en Juan 1:16: "Porque de Su plenitud tomamos todos, y
gracia sobre gracia".
Esto,
significa que nosotros los creyentes tenemos residiendo en nosotros el pleno
potencial de la vida de Cristo. Él coloca Su amor, Su gozo, Su paz, Su
paciencia, Su bondad, Su tolerancia, Su fe, Su mansedumbre y templanza (o
autocontrol) dentro de nosotros (Ga 5:22, 23). Todos éstos, son el fruto de Su
Espíritu que mora en nosotros.
Por fe
aceptamos la posición legal que Dios nos ha dado (esto es, en nuestra posición
legal en Cristo). El Espíritu de Cristo que mora en nosotros responde a nuestra
fe y produce la naturaleza de Cristo en nosotros.
De estas
dos maneras, [1] nuestra creencia y [2] la capacitación del Espíritu, nuestra
unión con Cristo interacciona. Éstas, nos revisten de poder para vivir de tal
manera que otros puedan ver a Cristo en nuestras vidas.
En medio
del caos y las presiones de este mundo, no olvidemos nunca que tenemos dentro
de nosotros un "santuario interno". Cristo debe residir allí. De Él
tomamos los recursos que son más adecuados para cada necesidad y cada
situación. Romanos 8:37 nos dice: "Antes en todas estas cosas somos más
que vencedores por medio de aquel que nos amó".
D.
NUESTRA AUTORIDAD EN CRISTO
Porque Dios Mismo ha declarado que estamos en Cristo, y todo lo que es dicho
concerniente a Cristo es dicho también concerniente a nosotros.
Al
elogiar a Cristo, el Padre nos elogia (dice cosas de alta estima) en Cristo.
1.
Autoridad Sobre El Poder Del Enemigo
Cristo tiene toda autoridad (Mt 28:18). Por consiguiente, nosotros tenemos
autoridad (Lc 10:19):
"He
aquí os doy potestad [autoridad] de hollar serpientes y escorpiones, y sobre
toda fuerza [habilidad para hacer daño] del enemigo, y nada os dañará".
2.
Autoridad Sobre Satanás
La cabeza de Satanás fue aplastada (fatalmente herida) y pisoteada bajo la
planta del pie de Cristo (Gn 3:15). También es pisoteada bajo la planta de
nuestros pies:
"Y
el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies" (Ro
16:20).
Satanás
ha sido legalmente puesto debajo de los pies de Cristo, en otras palabras, está
sujeto a Su autoridad (Ef 1:22). Y Satanás también ha sido legalmente puesto
bajo la planta de nuestros pies.
El
salmista declaró: "Sobre el león y el áspid pisarás; hollarás al cachorro
del león y al dragón" (Sal 91:13).
3.
Autoridad Como Los Embajadores De Cristo
Como Cristo fue enviado a este mundo, nosotros también lo hemos sido. Jesús
dijo al Padre:
"Como
tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo" (Jn
17:18).
Por lo
tanto, somos embajadores de Cristo y tenemos Su autoridad para ir, hablar y
actuar en Su bienestar (2 Co 5:20).
Él nos ha dado un poder legal, es decir, la autoridad para obrar como representantes
de Jesucristo. Con Su autoridad predicamos el evangelio, colocamos nuestras
manos sobre los enfermos y echamos fuera demonios.
4.
Autoridad En El Reino De Dios
Jesús es el heredero de todas las cosas, y nosotros somos "herederos de
Dios y coherederos con Cristo" (Ro 8:17). Nosotros compartimos los
derechos de Su trono aquí y ahora mismo, y reinaremos con Él en Su Reino
milenario.
5. Crea
En Dios Por La Palabra
Amigos, de seguro que aquí hay una llave que puede transformar su vida. Crea
esto. Abrirá para usted la puerta hacia los recursos inagotables del Reino de
Dios.
En el
Capítulo 1, consideramos que se encuentra la llave de La Autoridad De
Cristo.
Aquí
tenemos ahora una segunda llave: es la autoridad del creyente en Cristo o, como
diríamos, la autoridad de Cristo en el creyente.
Dejemos
de justificar los fracasos y convirtamos nuestras excusas en testimonios.
Retengamos la llave que nos es ofrecida, creamos en ella, usémosla y
comprobémosla.
Ese es su
privilegio ¡Póngalo en operación!