VOLVIENDO A LAS SENDAS ANTIGUAS

Volviendo a las sendas antiguas.

Esta frase, puede sonar como algo no bueno, como volver al pasado, pero lo que Dios ha establecido siempre será bueno en sobremanera. La modernidad ha llevado a un mercantilismo de la fe en la iglesia contemporánea. Hoy, muchos predicadores tergiversando la Palabra, predican de prosperidad, y otras aberraciones que nos hacen pensar si realmente quien hace mercado dentro de la iglesia con la fe, es efectivamente siervo de Dios, y si así fuese, tal como pasó como los mercaderes del templo de Jerusalén serán quitados.

Jeremías 1:11-12
La vara de almendro es la primera en crecer y dar fruto en el tiempo de cosecha. Así mismo, la Palabra de Dios sale rápidamente para mostrar el fruto, pero también para descubrir aquello que parece fruto y no lo es.
Nuestra nación, no está exenta de ello, ya que “hombres de Dios”, vienen a Chile en busca de suculentas ofrendas, trayendo la “última” palabra de Dios. Pero la palabra de Dios, que es Cristo, está siempre dispuesta, vigente y gratuita para quienes la buscan.
Hoy vemos a muchos creyentes EMPUJADOS hacia una prosperidad de carácter materialista, un Materialismo Cristiano, donde muchos están buscando la bendición de las cosas y el dinero. Pero Jesús, no tenía dónde recostar su cabeza, ni le pidió un centavo al joven rico, ya que Él está preocupado de la salvación y la redención de vidas, de los frutos permanentes y eternos.
El evangelio se ha reducido a una simple mercancía. Vemos en televisión predicadores, estimulando al pago en dólares por una bendición, tal y como el Vaticano lo hacía con las indulgencias y las bulas papales. Todos estos hombres viven con una cierta prosperidad terrenal, basada en el dinero, pero que no representan frutos eternos.
Muchos hablan de pactos con Dios, pero buscando retribuciones de tipo económico. La Biblia nos enseña de los pactos del Antiguo Testamento como el de Dios con Noé, y el más importante, el de Cristo en la cruz del calvario. Yo no tengo nada para pactar con Dios, Él no hace pactos con nosotros porque todo lo recibimos por gracia y todo ya fue pactado en la cruz.
Muchos pastores anhelan tener lo que esos mercaderes tienen, y se prostituyen con tal de alcanzar una posición económica. Mucha gente calla esto, porque en el fondo anhelan ese materialismo cristiano.

Jeremías 1:17
Ciñe tus lomos… ponte bien tus pantalones y tu pollera. Ministros del Señor, seamos valientes y hombrecitos para llevar el evangelio, porque no es por conveniencia personal, sino para llevar a Cristo.
Iglesia, levántate, denuncia y apártate de los tales que no son convenientes en tu camino.
Hijos de Dios, debemos hablar todo lo que el Señor manda, sin miedos, sin temores.
La palabra ungido significa Cristo, y el ungido quiere empapar de Cristo a los que están a su alrededor. Hoy muchos que se hacen llamar ungidos, no se entremezclan con el pueblo para no perder la “unción”, pero la unción del Santo viene cuando ponemos las manos sobre los enfermos, cuando dejamos que los niños vengan al reino y les acercamos a Dios, cuando abrazamos a la viuda y al huérfano.
Debemos volver a la sana doctrina, y no envolvernos en la inmundicia del seudo cristianismo. Cuantos ministerios están siendo quitados y no por el diablo, sino por Dios, porque tienen una manipulación en el nivel del alma con palabras halagüeñas y frases motivadoras. Otros enseñan que hay que soñar y visualizar los pastos terrenales, desde la cuarta dimensión. Este pensamiento es nueva era, y está metido en la iglesia, negando el poder de Dios y asignándole un poder a la mente humana. Alguien te va a dar aquello que soñaste y visualizaste y repetiste, y ese alguien es el mismo que le ofreció a Jesús los reinos de este mundo si postrado le adorare, y ese es Satanás.

Colosenses 3:1-3
Para poner la mira en las cosas de arriba, debemos morir a nuestros deseos pecaminosos. No estemos preocupados de cuanto quiero tener aquí en la tierra, porque si no perderemos el rumbo de lo eterno. Si estamos resucitados con Cristo, busquemos lo de arriba porque Dios se preocupa de añadir lo de abajo.

Isaías 30:9-10
Todo aquel pueblo rebelde y mentiroso que no desea oír la voz de Dios, busca a los ministros que le digan lo que ellos quieren oír y que sea grato para su alma.

Jeremías 5:12-13
Los profetas estaban negando los juicios de Dios, callando lo que la gente no quería oír, pero Dios había profetizado juicio y destrucción de mano de los babilonios.
Para los mercaderes, es mejor decir lo que quieren oír las masas que les ofrendarán para su deleite, antes de hablar Palabra de Dios. Cuando no transamos la Palabra, es entonces cuando la Palabra se hace viva en nosotros.
Los profetas de la prosperidad son como el viento, pasan y se van y algunos dejan destrucción a su paso.

Jeremías 8:4-7
La infiltración de la iglesia viene desde dentro de ella por causa de la ignorancia de la Palabra dentro de las congregaciones.
Aunque parezca fuerte, los que dan a cambio de recibir algo más grande, están infiltrando la iglesia y desviándola de Cristo. Ya no es el poder escudriñador del Espíritu Santo, lo que vende en las librerías cristianas, sino las artimañas de los hombres para llegar a la ofrenda “eficaz”. Muchos se levantan arrogantemente buscando la gloria que solo es de Dios

II Timoteo 4:3-4
Hoy hay muchos maestros del materialismo cristiano, que son seguidos por aquellos que están dispuestos a “invertir” en fábulas, antes de rendir sus vidas delante de Dios, o de ayudar a la viuda y al huérfano.

Mateo 6:24
No podemos servir a dos señores, no podemos predicar ni servir a Dios y a Mamón. Debemos ser agradecidos con lo que Dios nos ha dado, y ser conscientes que la misericordia de Dios y sus bendiciones son primero espirituales y luego terrenales.

Filipenses 3:18-19
Esta es palabra de advertencia para la iglesia de hoy, que debe cuidarse de caer en el engaño de corrientes actuales, peligrosas para la predicación genuina del evangelio de Cristo.

Permaneced con la mirada en las cosas de arriba, que es donde el Cristo está sentado a la diestra del Padre, para bendecirnos con toda bendición espiritual.